Martiniano Molina: el empleado del MES
En sintonía con los funcionarios PRO el intendente de Quilmes arrancó el
año despidiendo trabajadores/as y ahora financia la educación privada mientras
niega fondos para la UNAJ.
El evento “MES: Mercado Eco Saludable” que organiza el cheff desde hace
años en Berazategui, esta vez inauguró su versión quilmeña. Durante este fin de
semana del 14 y 15 de mayo los/las emprendedores pudieron ofrecer sus productos
a los/las transeúntes de la Plaza San Martín de la localidad cabecera del
partido. El alquiler de los espacios de comercialización osciló entre $1500 y
$3000. Y lo recaudado se donó a “El Jardín de la Aurora”. Institución
educativa fundada por él mismo en el año 2009, con el dinero acumulado durante
la campaña publicitaria de la marca Casancrem, según declaró en los medios hace
unos años.
Hubiera sido poco ético que la máxima autoridad ejecutiva del distrito
embolsara para sí esa cantidad de dinero. Por eso optó por algo menos grosero,
pero no menos indignante, al entregárselo a su propia escuela.
Pero eso no es todo, al intendente se le antoja financiar una institución
de educación privada cuando hace tan solo unos días sus concejales de
“Cambiemos” (junto a los del Frente Renovador) desaprobaron destinar dinero del
Fondo Educativo a la Universidad Nacional Arturo Jauretche, para paliar la
grave crisis económica que están atravesando todas las universidades públicas.
Martiniano Molina no es el único de la presente gestión que utiliza las
arcas del estado en beneficio propio. En la misma línea que el PRO a nivel
nacional y provincial, el municipio de Quilmes no se queda atrás con la
contratación de gerentes y dueños de empresas que buscan una tajada del
presupuesto municipal. Es el caso del titular de la Secretaría de Desarrollo
Económico Jorge Kalogiannidis, quien también es dueño de la empresa de
artículos de electricidad “Kalop”.
El Secretario se encuentra utilizando actualmente los recursos humanos,
edilicios y de comunicación municipales para difundir búsquedas laborales y
hasta seleccionar personal para la firma de su propiedad. Creando prácticamente
un departamento de RRHH externo a la empresa.
Entre primeras medidas tomadas por el intendente Molina fueron despedir
1000 trabajadores/as y aumentarse el sueldo en un 30%, el cual asciende en la
actualidad a $162.000.
Irónicamente los empleados municipales recibieron el mismo porcentaje tras
celebrarse su primer Convenio Colectivo de Trabajo. La diferencia fue que el
mismo se implementará en 3 cuotas a lo largo del año: junio 10 %, julio 12 % y
septiembre 8 %. Vale aclarar que el salario mínimo municipal se encuentra hoy
en $4300 y que ni siquiera, tras obtener ese 30 %, llegará a completar el
Salario Mínimo, Vital y Móvil (congelado en $6060 desde enero-2016)
El resultado de la paritaria perjudica enormemente el bolsillo de los/las
trabajadores y lascera un derecho conquistado hace más de 50 años, al fijar un
sueldo por debajo del mínimo. Más que una negociación se trató de un acuerdo
entre cómplices. Las partes intervinientes fueron, por un lado Martiniano
Molina, y por otro el Secretario General del Sindicato de Trabajadores
Municipales (STMQ) Raúl “el ronco” Mendez. Quien fuera nombrado
recientemente por el mismo intendente con el cargo de Asesor Político, función
remunerada en $35.000 mensuales.
Los despidos y el aumento de sueldo de Molina ocurrieron simultáneamente,
lo cual obliga imaginar una transferencia de fondos. Pero afortunadamente,
ardua lucha mediante, los y las trabajadoras lograron hacer retroceder en su
decisión al cocinero y al burocrático STMQ, al reincorporar a los/as
despedidos.
Estos hechos sólo pueden tomar por sorpresa a algún/a desprevenido, el
terreno siempre estuvo dispuesto para los arreglos entre el gobierno, el
empresariado y las burocracias sindicales. Dependiendo la circunstancia,
siempre participan uno u otro, o los tres. Pero los que terminan
precarizados/as, manoseados/as, despedidos/as y pagando los platos rotos son
los y las trabajadoras.
Ante una situación salarial apremiante y la amenaza de
nuevos despidos tras la finalización de contratos en junio, es necesaria la
organización desde sus propios lugares de trabajo, para torcerle el brazo al
ajuste que Cambiemos quiere descargar sobre el bolsillo trabajador.